El sistema linfático hasta hace poco era algo desconocido. Se pensaba o creía que era parte del sistema de circulación pero con el tiempo se ha comprobado que forma parte de un sistema a parte con funciones independientes muy importante para la salud de todos.
La linfa es la que se encarga de eliminar las proteínas que sobran en el sistema venoso, además se encarga de subir las defensas y mejorar la limpieza del cuerpo filtrando constantemente. Dispone de un sistema de redes formada por ganglios que neutralizan y absorben los ataques de nuestro sistema.
Se trata de un tipo de masaje enfocado a potenciar el sistema linfático conocido como “el drenaje linfático manual”.
Estimula los circuitos de la linfa proporcionando un bombeo que ayuda a drenar de manera más rápida y eficaz todo el sistema. De esta manera se induce a una sensación de bienestar general del cuerpo.
Gracias a distintas friegas y pasadas en varias zonas concretas del cuerpo, se ayuda a estimular y arrastrar todo lo que el cuerpo ya ha desechado y esta entorpeciendo la buena marcha del organismo.
Algunos beneficios del drenaje linfático manual serían los siguientes:
Se empieza trabajando sobre las entradas linfáticas que serian la zona clavicular, se pasa por la cara y después se pasa a trabajar la zona en cuestión mediante pasadas lentas y suaves ascendientes, similares a lo que la linfa hace cuando arrastra los materiales de desecho.
Una sesión de drenaje linfático manual puede durar desde una hora hasta dos horas realizándose de forma local. Se aconseja que el terapeuta tenga una sala con un ambiente relajado y armónico.
Los movimientos del drenaje linfático manual son muy lentos y repetitivos, siguiendo la dirección de los conductos linfáticos.
Se pretende conseguir que el paciente quede totalmente relajado, quedándose en algunas ocasiones dormido. Por ello ayuda a sedar el cuerpo y a reducir el estrés.
Hay un conjunto de cosas que hay que tener en cuenta para que el sistema linfático trabaje de manera más fluida: